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¿Qué te anima a salir de la cama por las mañanas? ¿Cuáles son tus pasiones en las que estás totalmente entregada?
Para mi sobrino, es los Legos. Se levantó a la medianoche después de su cumpleaños y pasó dos horas construyendo más de sus nuevos Legos.
Para otra amiga, son los libros. Ella puede pasar toda la noche leyendo. No puede dormir hasta que lo termine. Y luego lamenta que ya no está compartiendo su vida con esos personajes.
El café nos levanta a muchos. Y aunque mi mamá dice que envenené a mis hermanas cuando les enseñé el buen café venezolano después de mi primer viaje, no nos para. Disfrutamos una buena taza de café, especialmente cuando es compartida con la familia o los amigos.
Todos tenemos talentos, intereses y pasiones… cosas que amamos que nos traen una sonrisa a la cara y gozo al corazón. Pero a veces, perdemos la pasión de nuestro primer amor.
No seguimos totalmente entregadas como prometimos en el bautismo.
Nos distraemos, nos confundimos, nos desilusionamos y nos desanimamos.
Caemos en la trampa de las mentiras de Satanás.
Perdemos la vista de lo invisible y nuestros ojos ya no están puestos en las cosas de arriba.
Epafras, después de ayudar en el inicio de la iglesia en Colosas, se dio cuenta que eso estaba pasando entre los colosenses. Compartió su amor y preocupación por ellos con Pablo, quien les escribió una carta, recordándoles de la plenitud que encontramos en la vida totalmente entregada, suelta y agradecida en Cristo.
Veamos estos versículos del capítulo 2:
6 Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él, 7 arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó, y llenos de gratitud. 8 Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que está de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo. 9 Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; 10 y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. (Col. 2:6-10)
¿Te fijaste en la bendición que nos promete cuando vivimos totalmente entregadas a Cristo? Nada en toda la creación se compara con el Creador. Se hizo carne y habitó entre nosotros para que pudiéramos estar con Él. Reflexionemos en eso por un momento… Jesús se entregó totalmente para que nosotros pudiéramos entregarnos totalmente con Él.
¿Y una de las claves hacia la vida totalmente entregada? La gratitud.
Comencemos con dar gracias por la salvación que Cristo nos dio.
Cuando recordamos la verdad del evangelio, las buenas nuevas de la muerte, sepultura y resurrección, comenzamos a poner la mira en las cosas de arriba (Col. 3:2) y podemos hacerlo para Su gloria.
17 Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él. (Col. 3:17)
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En los últimos años, el libro de Colosenses se ha convertido en mi epístola de Pablo favorita. Cosas que he necesitado escuchar o recordar, o que he tenido la oportunidad de compartir con otros, han venido de ese libro del Nuevo Testamento.
Por un semestre, facilité un estudio de Colosenses con algunas de las estudiantes del español los miércoles por la tarde. Las jóvenes que han participado en el estudio crecieron en su capacidad para facilitar la conversación y expresaron un gozo creciente al descubrir verdades bíblicas a través de la carta a la iglesia en Colosas.
Una cita que salió de nuestro estudio fue, “El Todo, en todo, en todo.” Cada vez que alguien decía, “Cristo,” sonreíamos con pausa hasta que otra respondía, “El Todo, en todo, en todo.” Significaba que Cristo es el Todo y el centro de todo, completamente.
Al despertar nuestra memoria de estudios pasados, la cita resumió las enseñanzas de Colosenses, especialmente al enfatizar la plenitud en Cristo, quien es nuestro Todo. Nada puede existir sin Él. Y nuestras vidas jamás serán completas aparte de Él.
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas
en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles,
sean tronos, poderes, principados o autoridades:
todo ha sido creado
por medio de él y para él.
Él es anterior a todas las cosas,
que por medio de él forman un todo coherente. (Col. 1:16-17)
Al leer los cuatro capítulos de Colosenses, las frases que expresan plenitud y totalidad nos llaman la atención. En adición, expresiones de llenura, te invito a enfocar en las frases que demuestran nuestra dependencia en Cristo. Frases que incluyen, “en Él, por Él, con Él, de Él,” y otras nos ayudan a redescubrir todo lo que Dios hace posible a través de Su Hijo. Él es definitivamente el centro de todo.
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. (Col. 2:9-10)
Su plenitud nos llena. Es una promesa en la que podemos confiar cuando nos rodean las tormentas de esta vida… muy apropiado para muchos en el año 2020.
En enero, introducimos el tema del año, “Una parte del Todo.” Y al cerrar este año lleno de circunstancias inesperadas, volvemos al recordatorio de la verdadera Plenitud, el Todo, “El Todo, en todo, en todo.” Él está sobre todos y por medio de todos y en todos (Ef. 4:6) y nos invita a Su plenitud cuando mantenemos nuestro enfoque y nuestra fe en Él.
Que Cristo sea nuestro Todo, en todo y por medio de todo en toda nación.
¿Cómo puedes ser un ejemplo de hacer a Cristo tu Todo, en toda cosa, totalmente? ¿Cómo puedes animar a una Hermana Rosa de Hierro a ese mismo fin?