Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
Blog
Más entradas del blog abajo
- Detalles
Escrito por Michelle J. Goff
Victoria para un venezolano: encontrar Harina Pan y papel higiénico en el supermercado
Victoria para alguien sin hogar: medias limpias y una comida caliente
Victoria para un insomnio: una buena noche de descanso
Victoria para alguien deprimido: levantarse de la cama
Victoria para un universitario: una buena note en una clase difícil
Victoria para una nueva madre: seis horas no-interrumpidas de sueño o un viaje sola al supermercado
Victoria para una joven: un mensaje de texto del muchacho que te guste
Victoria para un adicto: un día o una decisión de sobriedad de su adicción
No debemos minimizar las victorias de otros. Sus luchas son distintas que las nuestras, pero podemos todos regocijarnos juntos. No hay victorias pequeñas porque la victoria significa que hemos superado un desafío o un tiempo difícil.
¿Cómo defines la victoria? ¿Cómo priorizas la victoria?
- Detalles
Escrito por Nilaurys Garcia, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Chile
En la Palabra de Dios se hacen varias referencias al corazón, se nos llama a guardarlo (Prov. 4:23), a pedir y recibir un corazón limpio y nuevo (Sal. 51:10 y Ez. 36:26). También se hace referencia a cómo NO debe ser el nuestro, perverso (Sal. 101:4) y duro (Is. 46:12). Cada día nuestra prioridad debe ser tener un corazón conforme al de Dios, como lo tuvo David (1 Sam. 13:14). Un corazón que agrade a Dios y predique Su Nombre.
Me llama la atención saber que tenemos a Dios más cerca que nunca. Es imposible revisar alguna red social y no encontrar la transmisión en vivo de alguna clase, servicio de adoración o reunión de oración. Uno de los versículos en los que he meditado varias veces es "(..) si oyereis hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación" (Heb. 3:15, RVR60). Es verdad que puede cansar un poco conectarse a toooodas las invitaciones que nos hacen y que debemos distribuir nuestro tiempo sabiamente entre familia, trabajo, estudios, ejercicio, la casa, el perro y muchas cosas más, pero debemos escoger el escuchar la voz de Dios porque corremos el riesgo de que se endurezca nuestro corazón.
Definamos un poco la palabra endurecer, según una de las cuatro definiciones que da la Real Academia Española es "Volver cruel, obstinado o insensible a alguien" y también es "poner algo duro." Tomando ambos conceptos analicé como si se tratara de la piedra, un objeto que fácilmente se puede identificar como duro, y la conclusión fue que, a través de golpes y objetos filosos, con agua a presión o alguna herramienta que pueda penetrar en ella, se puede hasta darle forma. Pienso en el pueblo de Israel cuando decidieron rebelarse contra Dios y se volvieron insensibles. Sé que en más de una ocasión me he parecido mucho a ese pueblo y es probable que mi corazón haya tenido algunas partes en las que Dios tuvo que trabajar a través de unos cuantos golpes; y si se lo están preguntando sí, sí dolieron. Dicen por ahí que después de algunas cuantas caídas uno aprende, puede ser que aprendes a hacer las cosas de mejor manera o a no hacerlas más, en mi caso fue un poco de las dos.
Escuchar la voz de Dios y no endurecer el corazón se puede lograr a través de pequeños pasos, por ejemplo:
1. Estudiando Su Palabra.
2. Orando por las peticiones de Su pueblo.
3. Utilizando las herramientas tecnológicas para conectar con nuestra familia y amigos.
4. Pensar en aquéllos que en tiempos de pandemia se pueden sentir solos y necesitan escuchar una voz amiga.
¿Pan comido? Subamos de nivel entonces.
5. Hacer Su voluntad y no la mía.
6. Ceder el control.
7. Alabarle en TODO tiempo.
8. Dejar que me transforme a Su imagen y semejanza, aunque duela.
Cuesta un poco más, pero las consecuencias de no cuidar nuestro corazón son más dolorosas que decidir hacer Su voluntad. El peligro más grande es no sentirse, porque perdemos la sensibilidad y no sabemos cuándo nos alejamos por completo de Dios. ¿Me ayudas a que no se endurezca mi corazón?