Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
Blog
Más entradas del blog abajo
- Detalles
Escrito por Michelle J. Goff
Reflexiona en el momento cuando te bautizaste…
¿Cantaron un himno que tiene significado especial ahora cuando lo escuchas?
¿Estuvo tu familia y tus amigos apoyándote o tu decisión, para ellos, fue más bien un rechazo de familia para ser parte de la familia de Dios?
¿Y el lugar? ¿En un río con algas? ¿Una piscina con cloro? ¿El bautisterio de la iglesia un miércoles por la noche?
Una vez ayudé a una mujer viejita realizar su bautismo en un basurero. Sí. Fue bautizada en un basurero grande porque no había otro lugar con suficiente agua en ese pueblo rural de Venezuela. ¿No crees que sea el lugar más preciso para botar los pecados y la vida vieja? Ahora ella se está regocijando con nuestro Padre celestial por la confesión que hizo ese día y la vida arrepentida que vivió de ese día en adelante.
Sin importar dónde moriste a ti mismo y te levantaste para andar en vida nueva (Rom. 6:4), toma un momento para reflexionar en ese nuevo comienzo. Confesaste a Jesús como Hijo de Dios y Señor de tu vida, Maestro, Comandante, Jefe… ¿pero de verdad has dejado que Él esté a cargo de tu vida?
Una nueva vida en Cristo no encaja en la vida vieja de cómo vivíamos antes. Son incompatibles. Como Jesús lo describió, nadie echa vino en odres viejos, al menos que quieran quebrar los odres y perder todo el vino (Mt. 9:17).
Gracias a nuestro Padre misericordioso, Él camina con nosotros en la luz y nos ofrece un nuevo comienzo cada día. Sus misericordias son nuevas cada mañana (Lam. 3:22-23). Y “si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Borrón y cuenta nueva. Podemos comenzar de nuevo. Los odres viejos se botaron. ¡Gracias, Jesús!
Si te estás cayendo en la trampa de los odres viejos, la vida vieja, aprovecha un nuevo comienzo de la nueva vida en Cristo.
Y si estás leyendo esto y no has probado el mejor nuevo comienzo ofrecido por nuestro amoroso Padre celestial por el sacrificio de Su Hijo unigénito, por favor, considera esta entrada del blog como invitación especial para ti.
Para quienes quieren estudiar más sobre este tema, he incluido algunos versículos adicionales para profundizarlo, especialmente para quienes no han aceptado la oferta de Dios por una nueva vida en Él. Y contáctanos si quieres que te pongamos en contacto con alguien con quien puedes estudiar la Biblia.
Romanos 6:1-14; Gálatas 2:20; 1 Juan 1:5-10; Hechos 2:38; Hechos 16:25-34
- Detalles
Escrito por Débora Rodrigo, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en España
El año pasado, fue un año de cambios y retos. De eso no cabe ninguna duda. Mucho se ha hablado de aquello por lo que será recordado el 2020. Pero aquí estamos frente a un año nuevo, prometedor y que nos brinda algo de esperanza, aunque bien sabemos que este año, como cualquier otro, traerá sus propios retos.
Los cambios, los retos, los imprevistos, todos forman parte de la vida y tienen su momento, como también lo tienen los tiempos de tranquilidad y felicidad. Muchas cosas pasaron en nuestra vida el pasado año, y otras tantas continuarán este año, pero todas las cosas, tal y como nos promete Pablo en Romanos 8:28, contribuyen al bien de aquellos que amamos a Dios. Podemos estar seguras de que, durante el 2020, Dios estuvo trabajando en nosotras, refinándonos y redefiniéndonos según Su voluntad.
Muchos cambios y retos habían pasado y continuaban pasando también en el pueblo de Dios después de su exilio en Babilonia y de la posterior reconstrucción de los muros de Jerusalén liderados por Nehemías. El pueblo de Dios había sido refinado y redefinido durante tiempos de mucha dificultad. Después de su regreso a Jerusalén, los cambios continuarían y tendrían que seguir enfrentando dificultades; pero una nueva etapa comenzaba. De la mano del sacerdote Esdras, el pueblo decidió reunirse como uno solo en la plaza y guardar silencio mientras Esdras leía el libro de la ley. El pueblo escuchaba con atención y adoraba a Dios (Neh. 8:1-6).
Los cambios y los retos pueden continuar en nuestras vidas, pero mientras batallábamos con ellos durante los meses pasados, hemos sido refinadas y redefinidas, y debemos continuar caminando y avanzando en cada paso que damos. Es el momento de parar, reflexionar y comprobar de que tenemos nuestras raíces bien arraigadas y redefinir nuestros pasos para asegurarnos de estar caminando en la dirección que Dios quiere.