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Escrito por Karla Leyton, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Nicaragua
Nuestras vidas están llenas de momentos buenos, pero también de situaciones de angustias. En ocasiones nos sentimos agobiadas y nos cuesta tomar decisiones. Así mismo, no sabemos a quién acudir para que nos escuche y pensamos en amistades o familiares; no es que este mal, pero es a Dios al primero que debemos acudir cuando no podemos más, cuando la incertidumbre y el temor se apoderan de nosotras porque es en esos momentos cuando nuestra fe está a prueba, como lo hemos escuchado con el proceso que tiene el oro para ser refinado.
La conexión con Dios por medio de la oración es sublime. Tenemos la oportunidad de que, mediante Su Hijo Jesús y nuestro Salvador, nuestras peticiones sean escuchadas y respondidas en el momento que él ve conveniente. Siempre decimos “que se haga Tu voluntad, oh Dios,” pero nos cuesta ser pacientes y esperar esa voluntad, incluso aceptarla.
La oración forma parte de la armadura de Dios con la cual debe vestirse toda cristiana. Nuestra fe y vida espiritual se fortalece, nos forja el carácter de manera positiva y no sólo en momentos de dificultad debe estar presente, sino que también a través de ella debemos dar gracias a nuestro Padre por lo que nos permite vivir, por todas las personas maravillosas que forman parte de nuestra familia espiritual y las bendiciones que él nos ha dado cada día, recordando lo que la Palabra de Dios nos enseña sobre, “perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracia.” (Col. 4:2 RV95)
En mi vida he visto tantas veces el favor de Dios ante mis peticiones. Me ha tocado esperar, pero sé que el tiempo perfecto de Dios llega en hora buena; sobre todo cuando entrego mis angustias y ansiedades a él. Surge una paz inexplicable que siento en mi corazón. Asimismo, la oración fortalece mi espíritu cuando está contristado. En mi trabajo secular me ha tocado lidiar con emociones fuertes y muchas veces debo inyectar ánimo en otros. Siempre oro a Dios porque sé que él me dará las palabras adecuadas para consolar, ya que él me consuela.
¿Sientes angustia o preocupación en estos momentos en tu vida? ¿Deseas que tu fe aumente? ¿Te gustaría practicar el agradecimiento? Entonces, debes recordar lo siguiente... “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.” (Mt. 21:22 RV95).
Como hijas de Dios adoptadas por el sacrificio que Jesús hizo, debemos ser fieles a la oración no desmayando ante la dificultad, no quedarnos dormidas en el proceso. Durante la situación que estás viviendo, puedes orar por cada hermana y su familia. Hay mucho que pedir y mucho para mostrar gratitud. Ora con las mujeres que conforma tu familia, porque donde están dos o tres reunidas…
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MICHELLE: Katie, gracias por tomar el tiempo de contestar unas preguntas sobre la oración. Sé que eres una guerrera en oración, pero sé también que la oración no siempre se ha visto igual en tu vida. ¿Puedes describir cómo se ha ido redefiniendo con el tiempo?
KATIE: ¿Por dónde comienzo? ¡Tengo tantas cosas que me gustaría compartir sobre la oración! Tengo tantos apuntes y pensamientos y ejemplos, literalmente toda una vida de ser redefinida. Quiero compartir un mensaje de esperanza y ánimo. Pero me siento que si no tengo cuidado, terminaré contando la historia de mi vida a través de la oración.
Mi vida, literalmente de que nací, era una oración.
Yo, mi matrimonio, mi familia, mis amistades, mis trabajos, el Ministerio Hermana Rosa de Hierro (MHRH) en particular…
Este ministerio no estaría aquí si no fuera por la oración. La oración puede ser el alfa y el omega de nuestras vidas, nuestros días, nuestras decisiones y nuestras relaciones.
¡Qué manera más bella de conectarnos con otros y con nuestro Padre, la misión del MHRH), a través de la oración!
La oración se ha convertido de una lista de tareas y peticiones a una conversación abierta.
La oración se puede ver distinta a muchas personas, pero como una niña durante los años 90 en una Iglesia de Cristo de un pueblo pequeño en los EE. UU. se veía y me sonaba igual. Se esperaba las tres canciones y una oración como norma. Sé ahora que había guerreros de oración en el local, una de ellas que nunca escuché orar a voz alta cuando era niña, era mi mamá. Ella no oraba formalmente conmigo, pero su disposición a siempre escucharme y enseñarme a compartir fue fundamental en mi vida de oración.
Como niña, mi oración nocturna era, “Ahora me acuesto para dormir. Le rezo al Señor que guarde mi alma. Si debo de morir antes de que despierte, le rezo al Señor para que tome mi alma. Que Dios bendiga a mamá, papá, mi hermana, la abuela, el abuelo, etc. En el nombre de Jesús, Amén.”
Mis oraciones como niña
Mis oraciones en la universidad
Mis oraciones como madre joven
Mis oraciones como misionera
Mis oraciones como madre de hijos pequeños – con mucha ira
Mis oraciones como esposa
Mis oraciones como Presidenta del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Por mucho tiempo, encontré mi identidad en ser misionera y por lo tanto cuando ya no era misionera, tenía temor e ira. Sabía que mi identidad se encontraba en Cristo y en más nada… pero no lo creía ni lo ponía en práctica hasta que me refinó la oración.
La oración fue dónde encontré esa identidad, cuando mis oraciones fueron auténticas y reales… que luego me llevaron a oraciones con otros que se manejaban de la misma manera.
MICHELLE: ¿Hay una faceta de la oración que te sientes que haya sido transformadora o que te haya redefinido?
KATIE: Uno de los mayores ejemplos para mí que también me ha refinado en otras relaciones importantes es el perdón. La falta de perdón en mi vida creó un temor que se manifestó como señal de advertencia de mi ira. Mi matrimonio y mi familia estaban sufriendo y encontré alivio a través del perdón que viene a través de la oración. No sólo la oración ni tampoco sólo el perdón de Dios, sino más también oraciones abiertas, conversacionales y no tradicionales con guerreros en oración de diferentes edades y fuertes.
Ahora mismo voy a enfocarme en la oración del perdón y cómo ha quitado el pecado de ira en mi vida. Fue un proceso de refinación que usó el fuego del perdón para sacar las impurezas de la ira y falta de perdón… redefinieron cómo oro.
No puedo subestimar lo que la oración ha hecho en mi vida. Como muchas cosas en nuestra relación con Dios, es sencillo, pero no es fácil.
El mensaje más sencillo y más importante para este blog es que a través de la oración y conversación auténtica con Eloah selikhot, el Dios de perdón (Neh. 9:17), podemos encontrar perdón y transformación. Todo el capítulo 9 de Nehemías es un tremendo ejemplo de la oración. Mis oraciones se han convertido en conversaciones y reuniones y risa y llanto.
MICHELLE: Qué bella esa idea: hablar con el Dios del perdón. ¿Hay algo más que has aprendido de Él?
KATIE: Estoy cerca de Dios cuando reconozco Su presencia y creo que “Orad sin cesar” es por el hecho de que Dios siempre está con nosotros. Tenemos que reconocer eso.
Puedo ver pasajes bíblicos de las interacciones de Jesús y escucho oraciones de anhelo, gritos por ayuda y promesas cumplidas. Me muestra muchos ejemplos de la oración. Incluso Sus conversaciones con los discípulos y la restauración de los pecadores son oraciones. Cuando Él menciona las bienaventuranzas, está diciendo que esas personas son bendecidas y pronunciando una bendición a los fieles al mismo tiempo.
MICHELLE: ¿Qué otras bendiciones has visto a través de la oración?
KATIE: Animar a otros a orar siempre me ha sido de gran bendición. ¿Cómo? Por orar en el momento. Durante el tiempo de COVID, una de las cosas más extrañas ha sido la resistencia a tomarse de la mano durante una oración. Queremos conectarnos físicamente durante una oración.
Diría que orar contigo, Michelle, durante los últimos 7 años ha sido 90% por teléfono. Pero tenemos esos momentos especiales, usualmente alrededor de tu mesa de comedor, cuando pudimos tomarnos las manos, a veces con otras hermanas también, y orar por buen rato.
Hemos orado por paz, fuerza, nacimientos, muertes, agradecimientos y perdón.
Y muchas veces la oración nos ha llevado a acción.
Ser redefinida cambia la definición. Dios literalmente puede cambiar la definición de algo por lo que estoy pasando o puede cambiarme a mí.
Como la transformación de la cruz… o la transformación de una mariposa… o la transformación por la oración.
MICHELLE: Me parece que Dios ha redefinido la oración para ti. ¿Estás de acuerdo?
KATIE: Nunca he sido una oradora tradicional. Mi esposo ha cuestionado mis discusiones con Dios. Pero los que me conocen bien saben que me puedo perder en una conversación con mi Padre tan pronto como me puedo perder en una conversación con otros.
Escribir para responder a las preguntas de este blog ha producido páginas de apuntes y reflexiones y conversaciones con algunas de mis mayores compañeras de oración. Las dos estuvieron de acuerdo en que mis oraciones son como una conversación y se rieron de que me puedo perder en una oración tan fácilmente como me puedo perder en una conversación. Saben lo que yo creo: una oportunidad perdida en oración es como una conversación maravillosa que nunca tuve. Pueden dar testimonio de que el enlace entre nuestras relaciones abiertas y honestas y nuestras oraciones abiertas y honestas nos ha llevado a grandes cosas.
El Ministerio Hermana Rosa de Hierro es un ejemplo bello del poder de la oración en mi vida y en la refinación de mi misma y de Michelle, específicamente. Pero esperaré compartir más sobre eso para otro blog a futuro.
Y si hay una cosa que más quiero que saquen de esta entrada del blog es que oren. Abre tu corazón a Dios y especialmente cuando se trata de perdón por ti misma o por otros, ¡no esperes! Sé que va a ser una excelente conversación/oración.
La frase final: No dejes que la oración sea la mejor conversación que nunca tuviste.