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El sermón del monte se describe como el mejor sermón del mundo. Mateo dedica tres capítulos para contar las verdades que Cristo aclara para los judíos que habían perdido el espíritu del amor del Padre y Su intención. “Han oído que se dice, pero yo les digo…” El estilo de Su enseñanza trajo nueva vida a lo que los maestros de la ley no entendieron.
Jesús dedicó tres años para enseñar y entrenar a Sus doce discípulos para que pudieran enseñar a otros para enseñar a otros…
Aún a los doce años de edad, encontraron a Jesús en el templo conversando de las Escrituras con los otros maestros de la ley (Lucas 2:46-47).
No importaba con quien estaba o a quien estaba enseñando, la gente se asombraba por la manera en que Él hablaba. Los demonios temblaron. Los pecadores se arrepintieron. Las multitudes Le siguieron.
“La gente se asombraba de su enseñanza, porque la impartía como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley” (Marcos 1:22).
¡Qué tremenda bendición poder sentarse a los pies de un maestro que definitivamente sabe de lo que está hablando!
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¿Cómo ves a Jesús? ¿Un bebé en el pesebre? ¿Crucificado en la cruz? ¿Ausente de la tumba? ¿Morando en tu corazón?
¿Cómo fue que María veía a Jesús?
Sabemos que María atesoró todo en su corazón mientras Jesús crecía en sabiduría, estatura, y a favor con Dios y el hombre.
Cuando Jesús convirtió el agua en vino en Caná, ¿le vio como el Cristo o como el niño que comió y bebió de su mesa?
Cuando Jesús sanó a los enfermos, ¿reflexionó en los momentos cuando él o sus hermanos estaban enfermos en la casa?
Vemos a María en diferentes momentos durante el ministerio de Jesús. Parece ser un seguidor fiel, pero quién sabe cuánto sabía sobre el niño que había llevado en su vientre.
Una reflexión reciente sobre Lucas 1 y su canción de adoración me proveyó con una perspectiva nueva – una que afirma por qué fue escogida para llevar el bebé Jesús.
Cuando el ángel primero apareció a Zacarías, él responde con dudas, “—¿Cómo podré estar seguro de esto? —preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada. (Lucas 1:18)
Al contrario, la respuesta de María, aunque está sorprendida, hace su pregunta de una forma distinta, “¿Cómo podrá suceder esto?” No pregunta si es posible. No responde con duda, sino con creencia y pide aclaración sobre el cómo.
Luego, su respuesta inmediatamente convierta a una de sumisión – aceptación humilde de lo que Dios le ha llamado hacer.
Si yo fuera María, haría mil preguntas: ¿Y si José no se casa conmigo? ¿Qué tal si otros no me creen y me apedrean? ¿Por qué yo? ¿Cómo puedo estar segura de eso? Llevas 400 años en silencio…
Pero no respondió en ninguna de esas formas. ¿Cómo respondió? Con alabanza.
Lucas 1:46-55 nos relata su canción y oración en adoración a Dios.
¿Y sabes lo que significa magnificat? “Mi alma glorifica o magnifica el Señor.”
Magnificar: engrandecer. María reconoce de inmediato que no se trata de ella misma. El enfoque es Dios. Ella es simplemente un instrumento.
En su canción de oración, María da gracias a Dios y adora su nombre, reconociendo quien es Dios y lo que hace. Y de eso se trata su oración.
Si fuera mi canción, incluiría unas peticiones también, dado que es el enfoque principal de la mayoría de mis oraciones.
Hoy, al reflexionar sobre la entrada de Jesús al mundo, me inspira el ejemplo de María de sumisión humilde y adoración. Sin dudas. Sin peticiones. Sin glorificarse. Mi alma magnifica el Señor.
¿Cómo puede ser tu vida una magnificat hoy?