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Escrito por Jennifer Percell, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Missouri
Septiembre de 2009 fue cálido y soleado en el norte de Missouri. Regresamos al medio oeste en junio después de trabajar con la congregación en la ciudad de Quebec durante cuatro años. El otoño en Quebec era frío y el sol se ponía bastante temprano cuando llegaba el invierno. Por mucho que me encantara la experiencia en Canadá, me sentía muy bendecida de estar de vuelta entre amigos, en una cultura y un idioma que conocía bien. Fue un momento en que todo se sentía bien y correcto. Ese octubre, sin embargo, se convirtió en un capítulo de mi historia que no fue tan bueno ni acertado.
Cuando me acosté una noche junto a mi esposo, rápidamente entré en un sueño profundo de satisfacción. De repente me senté derecho y sentí que podía oírme gritar. "¡Él está aquí! ¡Él está aquí! ¡¡Despierta Keith, realmente está aquí!!” Tomé el brazo de mi esposo y lo sacudí, se sentía tan urgente despertarlo. Entonces caí de rodillas llorando, orando, riendo y sintiendo la alegría más extática que jamás hubiera imaginado. A mi alrededor, una Luz brillante irradiaba una alegría palpitante. Sentí que mi corazón se saldría de mi cuerpo, pero mis ojos estaban tan enfocados en el cielo que mi cuerpo parecía una preocupación trivial. Todavía era consciente de sacudir el brazo de Keith, pero todo lo demás a mi alrededor se disolvió en la Luz. Me di cuenta de que mis ojos humanos no podían soportar esta visión, pero los ojos que ahora miraban la Luz eran ojos nuevos, ojos que absorbían esta atmósfera cálida y palpitante con una sed que los impulsaba, una sed que estaba total y completamente apagada. La perfección tranquila y completa que sentí todavía es difícil de describir con palabras.
Llegó la mañana, como siempre, y lo primero que hice fue disculparme con Keith por gritar y despertarlo. Me quedé totalmente sorprendida cuando negó que lo hubiera hecho. Darme cuenta de que esta increíble experiencia había sido solo un sueño fue una gran decepción. Pero mientras me sentaba en la cama recordando y pensando en mi sueño supe que algo había cambiado en mí. Tuve un nuevo entendimiento que me afectó profundamente. Había probado una perspectiva celestial.
No puedo decir que Dios use sueños hoy como lo hizo en muchos relatos bíblicos. No tengo idea de cómo funcionan los sueños, pero una cosa que puedo decir es que este fue un muy buen sueño. Creo firmemente que todas las cosas buenas vienen de Dios, por lo que me reconforta decir que este sueño fue un regalo de Dios. Un regalo que necesitaría muy pronto.
Unos pocos días después, el 9 de octubre, Keith y yo nos sentamos juntos en la mesa de exploración del consultorio de mi médico. Recuerdo cosas insignificantes como, cómo nuestras piernas colgaban al unísono y cómo nos reíamos torpemente en alguna conversación mundana. Recuerdo haber visto a la dulce y joven doctora buscar palabras para suavizar su noticia: “Es un carcinoma de mama”.
El valor que Dios da nos llega de muchas maneras diferentes. Para mí ese día, no sentí un golpe de conmoción y consternación. Escuché sus palabras, apreté la mano de Keith y luego dije: "Bien, ¿qué sigue?"
Creo que la doctora estaba tan sorprendida como yo por esa reacción. Sin lágrimas, sin miedo o ira o 'por qué yo', solo una profunda calma y una leve curiosidad. No tenía miedo. No digo que no fuera difícil, tuve cirugía, radiación y algunos años dolorosos de efectos secundarios no deseados. Sin embargo, a medida que avanzan las historias de cáncer, la mía no fue terrible, fui muy bendecida. A menudo he mirado hacia atrás en ese momento y me di cuenta de que tenía mucho coraje inusual. Nunca he dudado de la conexión entre ese coraje y el sueño que recuerdo tan bien.
La parte de mi DIOStoria que me gustaría ofrecerte para que te animes es esta; una perspectiva celestial cambia por completo una experiencia terrenal. Creo que el gran coraje que sentí fue el resultado directo de enfrentarme a una imagen tan dramática de la maravilla de la eternidad.
Ester se animó con la explicación de Mardoqueo sobre la situación en la que se encontraba su pueblo y el papel que ella podía desempeñar en su liberación. La Biblia dice que ella dijo: “Si perezco, perezco” (Est. 4:16). Creo que Ester entendió el hecho invaluable de que algunas cosas son mucho más importantes que nuestra propia vida terrenal. Tenía una perspectiva celestial de la situación.
Por supuesto, mi historia de cáncer y las acciones heroicas de Ester están lejos de ser la misma situación. Lo que es lo mismo es que Dios nos dio a cada una un gran coraje al enseñarnos que esta vida es solo una temporada. Al igual que el invierno en Quebec que siempre da paso a la primavera, incluso cuando parece que nunca lo hará, nuestros problemas y penas aquí son temporales.
El momento divino de mi hermoso sueño me dio el coraje que necesitaba para soportar el cáncer. Desde entonces, he recordado, a través de tantas pruebas que puedo soportar cualquier cosa por un tiempo porque al final llega una alegría indescriptible.
¿Necesitas el recordatorio de que lo que sea que estés sufriendo solo durará una temporada? Ánimo hermanas mías, que viene un Gran Día.
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Escrito por Michelle J. Goff, directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Ester no estaba consciente del impacto que su vida tendría para el pueblo judío, su pueblo. Cuando contestó el llamado de valor y sacrificio, su tío dijo lo siguiente, palabras frecuentemente citadas, “¡Quién sabe si no has llegado a [este lugar] precisamente para un momento como este!”
Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había dicho Ester, mandó a decirle: «No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!» (Est. 4:12-14)
Una joven sencilla, huérfana judía, fue criada por su pariente cercano Mardoqueo. Confiaba en él y entró en la competencia a ver quién sería la próxima reina del Rey Asuero. Sabiamente tomó los consejos del jefe sobre las vírgenes y ganó el favor del rey. Ya era la nueva reina.
Sin embargo, toda buena historia tiene su propio antagonista, un enemigo verdadero. Es el personaje que nos encanta odiar. En el libro de Ester, esa persona es Amán. Es egoísta, siempre busca gloriarse, no tolera los que no están de acuerdo consigo. ¡Qué asqueroso!
El relato de la historia sigue y descubrimos que Amán ha seleccionado a los judíos, el pueblo escogido de Dios, como los recipientes de su ira. Mardoqueo rehusó arrodillarse frente a Amán, así que ya todos los judíos tenían que sufrir.
Cuando ya sabemos cómo termina la historia, es posible que no entendamos el riesgo que tomó Ester al acercarse al rey sin que le había llamado. Ella, sus criadas, Mardoqueo y otros pasaron tres días ayunando y orando antes de acercarse al rey. La tensión sigue amontonando mientras aumenta la ira de Amán. Mientras tanto Dios recuerda al rey del heroísmo no reconocido de Mardoqueo. ¿Se salvará el pueblo de Dios a tiempo? ¿Por qué Ester no le cuenta al rey de una vez lo que de verdad necesita en vez de invitarle a un banquete y luego a otro banquete el siguiente día?
Como niñas, hay cuentos que pedimos una y otra vez. Los padres, con ojos cansados, casi pueden citar cada página mientras que la niña ya esté memorizando la narrativa, aprendiendo muchas verdades a través de la maravilla de las historias al leer. Una de esas lecciones importantes es que podemos confiar en el final de la historia. El final de los cuentos de hadas sí es posible. Los sueños sí se pueden hacer realidad. Se matarán los dragones y los héroes se levantarán.
Las historias de la Biblia están repletas de los mejores héroes y los recuerdos que Dios está en control. Podemos confiar en el final de Sus historias. Te animo a leer toda la historia de Ester esta semana. Intencionalmente seleccionamos esta historia esta semana porque coincide con el festival de Purim, el 16 y 17 de marzo.
Se celebra Purim todos los años (normalmente a mitades de marzo según el calendario griego). Los niños actúan la historia usando disfraces o títeres. El festival es algo que se hace en familia y para toda la comunidad. Se reúnen para recordar la protección de los enemigos y la provisión de Dios (Est. 8-10).
Así como al final de la historia de Ester, para los que están del mismo equipo que Dios, es cierto que ganan los buenos y pierden los malos. Por el camino de la historia, es posible que tengamos nuestras dudas, pero el libro de Apocalipsis nos recuerda que Dios, al fin y al cabo, es victorioso definitivamente.
Cuando se vuelve a contar la historia de Ester como parte de Purim, hay ciertas facetas de participación de la audiencia. Se hace como una comedia. Entonces, cada vez que aparece Amán en la historia, los niños le griten y le ponen mala cara. Las niñas pegan un grito de gozo cada vez que mencionan a Ester. Y los niños, de igual forma, se regocijan con Mardoqueo como el otro héroe de la historia. En las narrativas modernas, es posible que mencionen a la reina Vasti como promotora de la liberación de las mujeres. Se encuentran otros personajes coloridos en la historia también.
La historia de Ester es rica en sus personajes descriptivos, su forma narrativa que sigue el patrón judío de contar historias, y su final redentor. He tomado la práctica de leer la historia bíblica de Ester al menos una vez al año, inspirada por el festival de Purim.
De igual forma, la historia de la Pascua se cuenta una vez al año en su época. Es una historia rica en sus personajes coloridos, su forma narrativa y su final redentor… en la versión de Éxodo y más también como sombra de Cristo como nuestro Redentor eterno.
Le pido a Dios que hayas sido inspirada a leer la historia de Ester esta semana. Deléitate en las verdades de ella y las semillas de fe que hemos celebrado por siglos con los niños judíos durante Purim. ¿Qué parte de la historia más te impacta o re acuerdas? Por favor comparte el por qué también.