Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
Blog
Más entradas del blog abajo
- Detalles
Escrito por Sabrina Campos, Coordinadora brasileña para el Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Memphis, Tennessee
La vida es complicada. Aún mismo para nuestros héroes de la fe, la vida fue llena de relaciones difíciles y decisiones cuestionables. A pesar de todo eso, una constante era la fidelidad de Dios.
Agar es una de esas mujeres que marcan su presencia, aunque sus historias sean llenas de ambigüedad, desesperación y envidia. Agar fue una esclava egipcia que hacía parte de la comunidad móvil de Abram y Saraí. Y por frustraciones con las cuales no tenía nada que ver, fue obligada a acostarse con el (supuesto) super fiel patriarca de Dios.
Talvez eso haya sido lo mejor que le pudo haber pasado. Después de una vida entera en esclavitud, ahora su estatus en la sociedad había sido elevado. ¡Tal vez ella hasta podría ser la mujer más importante en la comunidad! Saraí era la esposa “oficial”, pero Agar le estaba dando un hijo a Abram. Eso obviamente significaba algo, ¿no?
Tal vez ella se había dejado sobrellevar por la soberbia. Pero algo es claro: a causa de su embarazo, un grave conflicto surgió entre Agar y Saraí. Era una situación tan seria que Saraí (con la aprobación/bendición de Abram), expulsó a su esclava al desierto. Agar definitivamente fue humillada.
Muchas veces en nuestras vidas, la humildad es más difícil cuando nuestro estatus es cuestionado. Cuando pensamos en humildad, generalmente nos enfocamos en mantener los pies en la tierra, no estar flotando por las nubes. ¿Pero qué pasa cuando somos arrastradas por el barro, cuando el mundo nos humilla? Ahí es cuando muchas veces se nos hace difícil intentar no defender a nuestros egos y reputaciones. Somos enseñadas a defendernos. Nos convencemos de que, para poder defender a nuestra propia identidad y autoestima, necesitamos atacar a otros.
¿Qué podemos aprender sobre Agar? O mejor, ¿qué podemos aprender sobre la historia de Agar?
Lo que veo me trae esperanza cuando la humildad se siente más como humillación. Dios se le aparece a Agar en el desierto. Él la envía al lugar en donde será honrada y odiada, exaltada y humillada. Lo que dice el mensajero de YHVH, resuena por los siglos. Todavía le podemos escuchar. Son tres aspectos importantes:
• Él bendice: “De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar” (Gen 16:10b). En medio de su tremenda humillación, Dios hace que Agar se acuerde que Su acción en el mundo es lo que realmente importa. Él tiene la última palabra, y Él es un Dios que está determinado a bendecir a Su pueblo, no importa de qué manera hayan sido introducidos a la historia.
• Él escucha: “porque el Señor ha escuchado tu aflicción” (Gen 16:11b). Dios se revela a Agar como un Dios que escucha. No sé si ya hayas estado sola en medio de un bosque o desierto, pero si no estás acostumbrada, puede ser algo aterrador. La primera vez que me encontré sola en un lugar así, empecé a entender los Salmos que piden a Dios que los escuche de una manera mucho más profunda. Agar estaba abandonada en medio al desierto, segura de que nadie escucharía sus últimas palabras antes de morir. Pero Dios le dice: “Yo te he escuchado”.
• Él ve: “Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre: “El Dios que me ve” (Gen 16:13a). Agar se dio cuenta que Dios se reveló a ella como un Dios que ve. Después de tantos años como esclava, siendo vista como nada más que un objeto y no una persona, ella aprendió que Dios la ve. Y eso le marcaba de por vida.
La historia de Agar está llena de esperanza porque Dios se desborda en esta historia de manera gloriosa. Cuando somos humilladas, no practicando la humildad por nuestra propia voluntad, acordémonos de la historia de Agar. Tengamos en nuestras mentes y corazones el hecho de que el Creador es un Dios que nos bendice, nos escucha y nos ve.
#HermanaRosadeHierro #DIOStorias #humildad #humillada #Diosteve #escritorainvitada #blog
- Detalles
Escrito por Kara Benson, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
Somos mensajeras. “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.” (2 Cor. 5:17-20).
Necesitamos usar nuestra lengua. Como mensajeras, usamos nuestro habla para llevar el mensaje de Dios de verdad, esperanza, amor y redención al mundo. Hay una cita popular que dice: “Enseña el evangelio en todo momento. Y si es necesario, usa palabras.” Sin embargo, en algún momento, las palabras tienen que salir de nuestra boca. Pablo escribe en Romanos 10:14, “Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?” Debemos usar nuestra lengua para compartir las buenas nuevas con quienes nos rodean. Vivir una vida buena y moral simplemente no es suficiente. Ser descritas por nuestros vecinos y compañeros de trabajo como una persona agradable y trabajadora que no maldice simplemente no es suficiente. Si no compartimos el evangelio, es posible que quienes nos rodean no lleguen a conocer a nuestro Creador y Su mensaje de reconciliación. Si estamos esperando que alguien se dé cuenta de nuestra buena vida moral y nos pregunte al respecto antes de compartir el mensaje… ese día puede que nunca llegue. Estamos llamadas a ser ciudad sobre un monte, luz del mundo y sal de la tierra (Mat. 5:13-14).
Pregunta de reflexión: ¿Tus vecinos saben que eres cristiana? ¿O podrías ser confundida con una "buena persona moral" que se ausenta los domingos por la mañana y los miércoles por la noche?
Como mensajeros, debemos tener cuidado con la forma en que usamos nuestras lenguas. Recientemente, tuve un encuentro interesante con alguien en el trabajo. Cuando me acerqué al mostrador, le di la bienvenida a una persona a nuestro café y le pregunté qué le gustaría ordenar. Él respondió que no estaba allí para ordenar, sino que me entregó el uniforme de su hija. Le agradecí y le deseé lo mejor. “Que tengas un día bendecido”, dijo antes de darse la vuelta y salir por la puerta. Poco sabía que justo antes de entrar a nuestro café, había maldicho a alguien por teléfono. Comparto esta anécdota como ejemplo del peligro de la hipocresía. Deberíamos examinarnos y hacernos la pregunta, ¿estamos silenciando nuestro testimonio con nuestras propias palabras?
Santiago escribe, “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce.” (Stgo. 3:9-12)
Es posible que muchas de nosotras no tengamos problemas con las blasfemias o el maldecir a los demás. Pero, ¿luchamos con las quejas? Yo, por mi parte, soy ciertamente culpable de quejarme. Hace unos meses, escuché un sermón sobre este tema. El mundo no necesita más quejosos; necesita más luz y alegría. Filipenses 2:14-15 dice, “Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento.” En estos versículos, quejarse se contrasta con ser puro, sin mancha y resplandeciente como las estrellas.
Pregunta de reflexión: ¿Cuál es el mensaje que traemos? ¿Estamos constantemente trayendo un mensaje de esperanza, alegría y paz, o estamos trayendo frecuentemente un mensaje de frustración, preocupación y molestia?
Recordemos que somos embajadoras de Cristo y usamos cuidadosamente nuestras lenguas para entregar el mensaje de Dios al mundo.
#HermanaRosadeHierro #DIOStorias #mensajera #lengua #comparteelevangelio #escritorainvitada #blog