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¿“Perdonar y olvidarlo”? o ¿”Engáñame una vez, culpa tuya. Engáñame dos veces, culpa mía”? ¿Cuál es correcto?
El perdón es complicado. Satanás distorsiona nuestra definición de él. Trata de minimizar el perdón de Dios. Y confunde nuestro entendimiento de lo que significa perdonar a otros.
Hoy, te quiero recordar de la paz que viene por el perdón verdadero.
El estado de paz para quienes han sido perdonados y quienes descansan en ese perdón es tan profundo que sólo se entiende al probar el perdón verdadero de Dios.
En Cristo, ya no estamos atados por nuestros pecados. Hemos sido perdonados y liberados de su engaño. Por lo tanto, podemos ofrecer ese perdón a otros.
El estado de paz para quienes han perdonado y quienes pueden descansar confiando en nuestro Padre misericordioso es alcanzable también.
¿Has probado la paz que viene por el perdón? ¿Crees que es posible?
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En el libro de Filipenses, el tema principal es el gozo, pero el libro entero se puede describir como una terapia cognitiva. Nos anima y nos instruye en cómo transformar nuestros pensamientos y ver las cosas desde la perspectiva de Dios.
Cuando vemos con los ojos de Dios y confiamos en su plan, su soberanía, y su control de todo, se nos hace más fácil cumplir con el mandamiento de “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”
Si veo a Dios como mayor que cualquier circunstancia, no veo al gigante Goliat como lo vieron los israelitas, sino que veo a Dios como lo vio David: el Dios que puede conquistar mis gigantes. De esa manera David se regocijó con la oportunidad de enfrentar el gigante y dar la gloria a Dios (1 Samuel 17).
¿Cómo puedes cambiar tu perspectiva hoy y decidir regocijarte?