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El tercer paso para dar a Dios la última palabra es Recordar la verdad. ¿Y cómo lo logramos? Yendo directo a la Palabra de Dios.
Somos olvidadizos por naturaleza. Dios sabe lo olvidadizos que somos y a lo largo del tiempo, nos ha provisto con recuerdos de su fidelidad, su soberanía, y su amor.
Haciendo referencia al Cuadro de Mentira/Verdad, la columna Recordar se trata de un versículo específico que transmite la verdad, dando a Dios la última palabra. Por lo tanto, en el capítulo 5 de ¿Quién tiene la última palabra?, “Recordar la verdad,” nos sumergimos en la Palabra, la mejor manera de recordar la verdad.
Al mirar una cantidad de versículos en el capítulo 5, recordando el poder de la verdad en la Palabra de Dios, no nos olvidemos que: La verdad es poderosa porque Dios es verdad. Jesús mismo dijo, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí” (Jn. 14:6).
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La verdad de la resurrección requiere un cambio. Al declarar la resurrección una mentira, los soldados, los ancianos, y la gente en el tiempo de Jesús dieron a Satanás la última palabra. Temor, orgullo, y otros impedimentos no les permitieron aceptar la verdad. Creer la verdad de la resurrección hubiera requerido una acción y una decisión al respecto. Una verdad de tanta magnitud no se puede ignorar. Y cuando reconocemos la mentira y la reemplazamos con la verdad, ya no podemos vivir según esa mentira. Ellos tuvieron una elección. Y nosotros también podemos decidir entre los dos. ¿Quién tiene la última palabra en tu vida?
La verdad es poderosa. Pero la verdad requiere un cambio.
Las buenas nuevas son: si creo en la verdad de la resurrección, ¡también tengo la esperanza de la resurrección en mi propia vida! Una nueva vida en Cristo (Rom. 6:4-5), con misericordias que me son nuevas cada mañana (Lam. 3:22-24) son promesas con las cuales puedo contar.
Había una pareja. Ella era tímida y reservada. Él era hosco y retraído. Ella creció en un ambiente cristiano. Él no quería nada que ver con Dios ni con la iglesia.
Estaban viviendo juntos y ocasionalmente llegaron a un evento de la iglesia, pero jamás entraron en el local de la iglesia. Y fue en ese contexto que les llegué a conocer.