Escrito por Amy Mathis, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Nuevo México
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta. (Ro 12:2 NVI)
Supongo que se podría decir que he tenido dos transformaciones. La primera ocurrió en marzo de 2024, cuando fui "rebautizada" [historia/explicación en una publicación de blog anterior]. Después, pensé que lo estaba haciendo bien. Salí de mi zona de confort. Me involucré más en la iglesia organizando y dirigiendo dos estudios bíblicos para mujeres y hablando dos veces al año en los retiros de otoño y primavera de "Higher Ground". Incluso asumí un papel de más liderazgo en mi trabajo.
Todo eso cambió en junio de 2024. En ese momento, mi salud mental se desestabilizó debido a problemas dentro de mi familia. Intenté dos veces recibir tratamiento hospitalario en mi hospital local, pero debido a factores fuera de mi control, no tuve éxito. Después, elegí el tratamiento ambulatorio y descubrí que la Palabra de Dios era verdadera.
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. (Stg 5:16)
Afortunadamente, después de visitar a algunos profesonales que no encajaban, pude encontrar un terapeuta cristiano y comencé una terapia llamada EMDR [desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares, por sus siglas en inglés]. Desde agosto de 2024 he progresado, pero sigo trabajando para alcanzar mis objetivos.
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. (2 Co 3:18)
¡Debido a este progreso, estoy encontrando la valentía para finalmente obtener mi licencia de conducir cuando nos mudemos a Texas! Ahora puedo pensar en mi madre, sin detenerme en los malos recuerdos y, en cambio, recordar los buenos momentos que tuvimos. Me estoy recordando a mí misma la verdad de que mi aborto espontáneo no fue mi culpa, como había pensado antes.
Entonces, supongo que podría decir que estoy trabajando en mi segunda transformación y con la ayuda de mi Señor y Salvador, ¡puedo agregar a mi testimonio imperfecto en Cristo!
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gá 2:20)
De Michelle J. Goff: Amy, ¡gracias por compartir valientemente tu testimonio continuo de transformación! Gracias por compartir las verdades de las Escrituras que han sido significativas para ti en este proceso. Y gracias por permitir que Cristo sea el autor de tu transformación.
Querida lectora de nuestro blog: Si luchas con mentiras similares y problemas desafiantes dentro de tu familia, quiero recomendarte uno de nuestros libros más populares recientemente: ¿Quién tiene la última palabra? Cortando las mentiras de Satanás con la verdad de la Palabra de Dios. Serás guiada a reconocer la mentira, reemplazar la mentira con la verdad y recordar la verdad a través de un versículo específico de la Biblia. Unámonos en nuestros testimonios imperfectos de transformación en Cristo.